Para sentirse bien consigo mismo y tener una vida equilibrada, cuidarse y cuidar tu salud es fundamental. Si otros practican deportes para mantener la figura, algunos, en cambio, no tienen ni la fuerza, ni el coraje, ni el tiempo para entregarse a ello.
Otra forma de tener una vida sana y equilibrada es adoptar una dieta sana y equilibrada. Sí, pero ¿cómo lo haces? ¿Sería necesaria una dieta estricta para esto? No, es perfectamente posible mantener la figura combinando placer y comida.
Aumenta tu ingesta de proteínas y fibra.
Para estar en plena forma todo el día, no tienes que limitarte en cuanto a las comidas. De hecho, puede reducir la ingesta de carbohidratos y aumentar la ingesta de proteínas y fibra. Las proteínas juegan un papel importante en el desarrollo muscular, la renovación de la matriz ósea y la piel.
La fibra, por otro lado, contribuye a la sensación de saciedad y a la absorción de colesterol y grasas. Por tanto, al consumir más fibra evitarás picar entre horas y, al mismo tiempo, eliminarás las grasas malas. En resumen, la fibra te permite mantenerte en forma sin tener que comer constantemente.
Cambia los ingredientes de tus comidas
Si deseas llevar este estilo de vida un paso más allá, también puede cambiar los ingredientes que usas en tus comidas. Para mantener una dieta equilibrada, elige alimentos saludables para cocinar. Son preferibles los alimentos integrales con almidón (arroz, masa, pan, etc.). Estos se pueden consumir a diario.
Además, puedes reemplazar tus aceites actuales con aceite de nuez o aceite de linaza para condimentar tus ensaladas y con aceite de oliva para freír ciertos alimentos siempre que no los calientes demasiado.
En el caso de los productos lácteos, existen otras alternativas más saludables a la leche de vaca como la leche de oveja o la leche de cabra. También puedes optar por leches de origen vegetal como la leche de soja, la leche de coco o la leche de avena.
Así que ahora sabes que es muy posible mantener la figura incluso sin practicar ningún deporte. Solo necesitas priorizar los alimentos saludables con alto contenido de proteínas y fibra y asegurarse de usar ingredientes saludables cuando cocines tus comidas.
Evidentemente, además de estas prácticas, debes acordarte de beber agua (al menos tres litros al día) y evitar llevar una vida demasiado sedentaria (elegir andar al transporte público, elegir las escaleras a los ascensores, etc). En resumen, todo es cuestión de hábitos y con fuerza de voluntad, ¡puedes hacerlo realidad!